miércoles, 25 de junio de 2008

Semántica



Mejor, mucho mejor, la sede del Consejo Económico y Social - organismo consultivo compuesto por representantes de empresarios, trabajadores, agricultores y pescadores - que la Sede de la Bolsa, para que el Presidente del Gobierno presente su informe económico anual.


De nuevo, la semántica de la que ha hecho gala le ha permitido obviar la palabra crisis.


Si esta negativa fuera la expresión de la negación o el desconocimiento de la situación que están sufriendo muchas familias y empresas, sería preocupante, pero no lo es.


Conocer y reconocer la realidad es la primera condición para cambiarla. Y sinceramente, yo creo que el Gobierno la conoce.


Por eso considero que con la resistencia a calificarla de crisis no busca negarla. Lo que trata es de evitar que se identifique la situación económica actual con situaciones anteriores. Con esa actitud lo que busca es no caer en el error de confundir síntomas parecidos con situaciones ya vividas o conocidas.


Sólo aquéllos, como el PP, que quieren legitimar, ahora, medidas sociales de carácter brutal (congelaciones salariales, recortes de las prestaciones sociales, decretazos) como aquéllas que hicieron cuand0 gobernaban, están jugando a identificar esta situación con el anterior. Utilizan el mismo nombre para cosas diferentes.


Afortunadamente, la situación actual tiene poco que ver con las crisis de los años 80, 1993 ó 2002. Ni el nivel de empleo (el mayor de la historia y que tovadia continua creciente), ni el desempleo (en el nivel más bajo en años, a pesar de también crece), ni la fortaleza de las cuentas públicas (con superávit y bajo endeudamiento), ni el crecimiento económico son iguales. Es más ninguno de los parámetros nos remontan a aquellas circunstancias.


Ahora la situación es mejor y estamos mejor preparados. Pero todo ello no nos exime de librar el combate contra los graves problemas económicos existentes.


No obstante, la semántica se ha transformado en un problema para el Gobierno. No se sale. Su utilización está desviando el debate. En lugar de centrar la discusión sobre el tipo de crisis económica y sus posibles soluciones, se discute sobre el nombre y no sobre la cosa y, por extensión, permite que se proyecten sombras de duda sobre si el Gobierno es consciente, o no, del cambio de ciclo económico.


¡Y eso a pesar de haber adoptado tres paquetes de medidas económicas y sociales!


Sinceramente, creo que tiene que abandonar la semántica, ir al grano y hablar de las soluciones que ha propuesto, que es lo que la gente entiende y quiere.

miércoles, 18 de junio de 2008

Una mala señal





La propuesta de directiva sobre las 60 horas es una mala señal.

Se mire como se mire, tanta desde el punto de vista económico, político como a social, es una mala señal.

Una mala señal económica, porque hace creer que Europa puede competer, en este mundo globalizado, adoptando las condiciones laborales de los países emergentes. ¡Éste es el camino directo de la derrota!

Nunca podremos rebajarlas tanto como ellos, y si lo hiciéramos, surgirían otros con peores condiciones. La estrategia europea inteligente, para competir en la sociedad del conocimiento, es y será la de producir de bienes y servicios de mayor valor añadido.

Una mala señal política, porque presupone construir Europa rebajando los derechos, hasta el nivel de lo que tiene menos, en lugar de propiciar la cohesión entre todos, como hasta ahora, mediante la promoción de los que estaban en peor situación hasta que lleguen a la situación de los más elevados.

Y una mala señal social, porque retrotrae derechos alcanzados colectivamente, permite la superación de la jornada máxima de 48 horas, establecidas en 1917 porpara l'OIT y adoptada por Europa, es contradictorio con la política de investigación, desarrollo e innovación, la búsqueda de la conciliación entre la vida laboral y personal y con la jurisprudencia de los tribunales europeos e incorpora la individualización de las relaciones laborales.

Aunque la directiva se apruebe en el Parlamento Europeo no se aplicará a España. Las 40 horas semanales, o su equivalencia anual, continuarán vigentes, también la no disponibilidad de este derecho de forma individual, así cómo, su reducción y regulación por y en los convenios.

Pero, a pesar de eso, es una mala señal.

Y las señales son importantes. Los mensajes y las señales que son lanzadas por una autoridad condicionan tantas decisiones individuales que se transforman en hechos colectivos, y por eso no tendría que prosperar.

miércoles, 11 de junio de 2008

Es lo mismo



No es casualidad, es lo mismo.

La Comisión Europea ha propuesto en el Parlamento Europeo aprobar una directiva muy restrictiva para regular el proceso inmigratorio en Europa, al mismo tiempo, que la comunidad internacional, reunida en la FAO, fracasaba en su intento de ofrecer salidas y esperanzas a los casi mil millones de personas amenazadas por el hambre.

Esta coincidencia en el tiempo no es fruto de la casualidad, sino de la misma causa.

La subida de los precios de productos alimenticios básicos (cereales, trigo o leche) responde a factores de diferente signo. Uno, claramente positivo, cómo es el hecho que millones de personas, en países en vías de desarrollo y altamente poblados, coman más, o más veces al día, y otros, de signo contrario, derivados que su producción es escasa o se orienta hacia usos energéticos y no alimentarios o bien, simple y llanamente, se especula con ellos.

La cumbre de la FAO, no ha sido capaz de articular los recursos económicos del primer mundo para incrementar la producción y/o la productividad agrícolas de los países en riesgo de sufrir hambres.

Tampoco se han revisado las políticas proteccionistas dirigidas a proteger nuestro sector agrícola y que les dificultan la venta de sus productos aquí.

Sí no los ayudemos a que produzcan más y mejor, si los dificultamos que nos vendan sus productos y si ven su vida amenazada por el hambre, ¿alguien se extraña de que quieran venir, incluso jugándosela? Como los países desarrollados no somos capaces de ayudarlos a que ellos solucionen sus problemas, entonces queremos cerrar las fronteras para que no vengan, con leyes.

La solución está en la cooperación, en ayudarlos a desarrollar y mejorar su agricultura, para que tengan para comer y comerciar y que así la especulación no resulte rentable.

Lo otro, no sirve, porque es más de lo mismo.

jueves, 5 de junio de 2008

Cambio de trabajo, me voy a presidir el CTESC



El Gobierno de Cataluña en su sesión del día 3 de junio de 2008, acordó nombrarme Presidente del Consell de Treball, Econòmic i Social de Cataluña (CTESC).


La ley del 2005, que impulsé mientras era Conseller de Treball i Indùstria, regulaba su reforma, buscaba potenciarlo, hasta que asumiera la condición de "el órgano consultivo y de asesoramiento del Gobierno en materias socioeconómicas, laborales y ocupacionales", con eso se iniciaba el proceso de organización del espacio de relaciones laborales de Cataluña que tiene en la Ley del Consejo de Relaciones Laborales su segundo pilar, a la espera de que el necesario consenso entre los agentes sociales y económicos permita que nazca la Ley de Participación Institucional de Cataluña.


Aquella pretensión fue posteriormente consolidada por el Estatuto de Autonomía de Cataluña, que en su arte 72.2 así lo recoge, al definirlo al como uno de los dos órganos consultivos del Gobierno, el otro es la Comisión Jurídica Asesora.


La evolución desde un órgano tripartito (gobierno, agentes económicos y agentes sociales) de participación institucional, dónde el Govern de Catalunya tenía el control de lo mismo hacia un órgano consultivo y asesor, hizo evidente que tenia, ni tiene, sentido que la parte asesorada forme parte de los asesores. Ello supuso hacer desaparecer de su composición a los representantes de las administraciones (autonómicas y locales) y en consecuencia declaró la incompatibilidad con la condición de cargo electo o miembro de los órganos de gobierno (arte 5).


Por esta razón, hoy he presentando mi renuncia a la condición de Diputado del Parlamento de Cataluña y de concejal en el Ayuntamiento de Sant Feliu de Llobregat, que actualmente ostentaba.


No os esconderé que, a pesar de la ilusión que me produce esta nueva responsabilidad, dejar el Parlamento de Cataluña, después de casi 20 años, y el Ayuntamiento de Sant Feliu, después de más de 5 años (alternos), me ha supuesto un punto de tristeza. Alejarse, aunque sólo sea físicamente, de muchos compañeros y compañeras, amigos y amigas, con los que allí compartido muchas horas, esfuerzos, penas e incluso alegrías siempre es duro.


Por eso desde aquí les quiero reconocer el esfuerzo que han hecho todo este tiempo, soportándome, pero muy especialmente al permitirme que compartiera, con ellos, se les sienta trabajo, no siempre bien reconocido, a favor de la gente, para construir un país mejor, más justo y más cuidadoso con su gente y también su entusiasmo para fortalecer y ampliar el proyecto político del socialismo catalán.


Cambio de trabajo, pero no de planteamientos. Ellos y vosotros me encontraréis en mi nueva destinación y aquí, en este blog.


Hasta ahora, mismo.

miércoles, 4 de junio de 2008

Necesaria, no urgente



Se acabó la situación de emergencia hídrica. Con el agua que hay en los pantanos, fruto de las lluvias, es posible llegar sin restricciones hasta que funcione la dessalanitzadora del Prat. Ya no hace falta el agua del Ebro.

Ahora bien, llevar agua del Ebro no es lo mismo que hacer la cañería que conecte hídricamente Tarragona y Barcelona.

La cañería se tiene que hacer. La necesidad continúa existiendo, aunque haya desaparecido la urgencia.

Un país moderno necesita tener las infraestructuras que lo hagan menos dependiente de factores como la climatología, que no controla. Además alguien entendería que Tarragona no pudiera recibir agua de las dessalinitzadoras, si la necesita?. Por eso, se tiene que hacer la cañería, sin prisa pero sin pausa, porque completará la red de distribución de agua en alta que necesitamos y que con el aporte del agua desalinizada, es la solución a los problemas hídricos de Cataluña.

Encara así, poder obtener agua del mar o equilibrar los recursos entre cuencas, para evitar paradojas como ver inundaciones al lado de sequías, no lo es todo. En ningún caso nos exime ni del ahorro y la racionalidad en el uso del agua, ni de la reutilización, ni de las otras actuaciones que se han hecho y tienen que continuar haciéndose, ya sea coyunturales o estructurales.

¿Que nos que queda ahora? El trabajo o el alboroto político. Con el primero, se adelanta y se resuelven los problemas. En el segundo se apuntarán aquéllos que no quisieron mojarse, dando apoyo a las medidas de emergencia.

Entre la histérica prisa de aquéllos, que como a CiU no hicieron la interconexión en 23 años, ni apoyaron su construcción cuando parecía urgente, y la negación u ocultación de su necesidad, con vacilaciones dilatorias, está el "vísteme poco a poco, que tengo prisa", que reitera y práctica el Presidente Montilla.