miércoles, 27 de agosto de 2008

Salidas duraderas


En estos los últimos años de bonanza económica han crecido con tanta moderación y se han ajustado tanto al alza de los precios que incluso el salario medio ha descendido, pues la gran cantidad de empleos que se han creado tenían retribuciones inferiores a ella.
A pesar de ello, nuestra economía no ha mejorado su productividad.

Constituye un error social y económico buscar en la congelación de los salarios la salida a la situación, puesto que no son uno de los factores desencadenantes.
Un error social porque el empobrecimiento relativo de las personas que viven de su trabajo y que no se han beneficiado del crecimiento económico puede producir una reactivación de la conflictividad social, ya de por si previsible ante el incremento de crisis empresariales.
Y un error económico porque, de nuevo, se orienta la salida hacia un modelo de competitividad que está caduco, el que se basa exclusivamente en los bajos costes laborales. Si los precios industriales crecen un 10% debido al impacto de la factura energética o el precio del dinero obtaculiza la puesta en marcha o reforma de proyectos viables o si el valor del euro dificulta nuestras exportaciones, la solución hay que buscarla en la eficiencia energética o en la mejora de la productividad y no en la congelación salarial.
Esas opciones que parecen fácilmente adoptables a corto, suponen una trampa a medio y largo plazo porque agravan los problemas y aplazan las soluciones duraderas.
El planteamiento del Ministro de Trabajo es una reflexión equilibrada e inteligente sobre cómo reconstruir nuestro tejido económico con bases más sólidas y todo ello, con dialogo y pactos asumibles por las partes.
Por eso sería bueno que agentes económicos y sociales lo escucharan e hicieran suyo.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Bloqueados



Financiación y presupuestos se han entrelazado. Ambos corren el riesgo de bloquearse mutuamente.

¿Es posible bloquear los presupuestos del Estado? Sí, pero no es conveniente para nadie.

Coincido, en eso también, con mi amigo López Bulla que hace a uno días en su bloc, "Metiendo Bulla", en pleno verano se atrevía a reflexionar preguntándose: "¿HAY QUE BLOQUEAR EL PRESUPUESTO DEL ESTADO?.

No es conveniente políticamente, pero sobre todo no lo es socialmente. Especialmente, ésta última, por los efectos que produciría sobre las personas que tienen que recibir sus resultados.

Las prorrogas presupuestarias producen fuertes impactos económicos, muchas veces contradictorios y no siempre positivos.

Resultan "muy útiles" como mecanismo de ajuste y contención del gasto público y más cuando los ingresos públicos caen por el frenazo de la actividad económica, eso podría incentivar en aquéllos "economicistas de miras cortas" que quieren dejar actuar a las fuerzas del mercado para reordenar la situación, en que nos encontramos, a defenderla como mal menor, obviando, además, tener que debatir las actuaciones económicas para hacer frente a la situación, pues "tener que atender las demandas sociales, pervierte la ortodoxia económica".

No obstante, para el resto de los mortales esta situación resulta muy poco recomendable pues, al mismo tiempo, impiden reorientar el potencial del presupuestos hacia lo que hace falta para encararla, ya que en la contención del gasto pública no se encuentra la solución, sino en la ejecución de una política económica anticíclica.

Pero aquello que me parece más relevante, y a veces más olvidado, es que eso agrava todavía más los efectos negativos de carácter social de la misma. Sin la priorización en las medidas económicas para afrontar la situación y las medidas sociales para paliar los efectos, la crisis tendrá unas consecuencias peor por los sectores sociales más desprotegidos, delante de ella. Por eso resulta tanto irresponsable abonar esta opción y sorprende la alegría con qué algunos manejan esta situación que no beneficia a nadie.

¿Quiero decir que este elemento no puede estar presente en el proceso de negociación de la financiación? En absoluto. En primer término, porque ya es y en segundo, porque están relacionados. La financiación tiene que tener reflejo en el presupuesto y al revés. Lo que yo afirmo, es la conveniencia de no tener que llegar a utilizarlo, o como a mínimo, que se sea consciente de que no es un instrumento de presión unidireccional.

Por otra parte, el Gobierno Central tampoco puede hacer como si eso no fuera un riesgo real, para intentar de esta manera ganar una mejor posición relativa en el proceso negociador. La no superación de la tramitación parlamentaría del presupuesto supondría un duro revés político. Se haría patente que ahora, y a pesar del avance electoral, no se consiguen trabar las alianzas suficientes para sacarlo adelante, como se hacía antes. Sin un acuerdo sobre financiación autonómica que pueda ser asumida en Cataluña no habrá desbloqueo, ya que la aportación de todos los diputados catalanes, incluidos los 25 del PSC, son imprescindibles. Quizás porque es una de las pocas vías políticamente posibles que restan para sacar adelante los presupuestos, pues la otra vía para alcanzar la mayoría suficiente, la vía vasca del PNV, aparece cerrada, mientras el referéndum de Ibarretxe se mantenga.

En Cataluña, el bloqueo presupuestario y la prórroga del vigente, suponen la no aplicación del Estatuto y el mantenimiento del deficiente sistema de financiación actual, que pactaron CiU y PP, es decir un mal negocio.

No es malo que se sea consciente de que éstos (presupuesto y financiación) son un par de cuchillos sin mango. Quién quiera utilizar uno, contra la otra parte, se harà tanto mal como el que quiere provocar. ¡Ayudará mucho en este proceso tener una posición templada, que no tibia!

Como siempre en las negociaciones, y ésta no es demasiado diferente, para desbloquear este "sodoku" tienen que ganar todos.

Así pues, lo que procede es que todos trabajen para el acuerdo, no para quedar bien o derrotar el otro. Éste es un proceso que se resuelve con inteligencia, firmeza, discreción y habilidad negociadora, como las que practica el Presidente Montilla y no con salidas de tono, protagonismos, exhibicionismos y palnteamientos de vuelo gallináceos.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Por segunda vez


Las personas somos los únicos animales que tropezamos dos veces en la misma piedra, asevera un muy conocido dicho popular.
Quizás la cita no sea científicamente acertada, ya que la humanidad ha progresado aprendiendo de los errores, más que de los aciertos. No obstante, eso ha sido así, siempre y cuando, se hayan extraído las consecuencias de los errores y no se hayan empeñado en repetirlos.Así pues, el dicho popular cabe imputarlo al hecho de perseverar en el error, por incapacidad de haber aprendido del primer traspié.

Eso es lo que ha sucedido en Cervera (lleida), con la empresa italiana ACC Spain, antes Cubigel.

El año 2002, Lear Corporation SA decidió cerrar la planta que tenía allí con cerca de 1300 personas empleadas, alegando falta de rentabilidad, que no pérdidas. Entonces, se suscitó un intenso debate sobre la deslocalización de actividades de bajo valor añadido y la reindustrialización de las zonas que afectaban.

Por urgencia, necesidad y conveniencia política (relaciones entre asesores de la empresa y altos dirigentes de la Generalitat de CiU y la proximidad de las elecciones del 2003), se cerró el tema con ingentes de ayudas públicas y reindustrializando con el mismo modelo que estaba fracasando.

En el 2003, después de hacer comprar, al INCASOL, las naves que Lear tenia en Cervera y esos recursos sirvieran para financiar las indemnizaciones laborales, desde el Gobierno de Cataluña se hizo que, de nuevo, este organismo público las adecuara (otro vez con cargo al erario público) y las ofrecio a Cubigel, para que se instalara y intentando así poder presentar un supuesto éxito político.

Al cabo de cinco años, este proyecto ha hecho aguas. Se han perdido "bueyes y esquilas", es decir, el dinero público y los puestos de trabajo. Y eso a pesar de los intentos que desde los posteriores gobiernos de izquierdas catalanes se han desarrollado, todos éste años, para intentar enderezar un proyecto mal concebido.

Apostar por un modelo productivo de bienes y servicios con más valor añadido, es menos rápido y se tiene que reconocer que tiene sus riesgos, pero sobre todo lo que tiene son posibilitados de éxito. Al contrario, replicando el modelo industrial caduco, que busca competir exclusivamente con los costes laborales directos, se pierde seguro.
Si hemos tropezado dos veces, que no haya una tercera, démosle a la gente de Cervera oportunidades reales.

Y aprendemos de los errores, para no repetirlos.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Luchar contra fantasmas


La futura sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto no avalará que Cataluña tenga un sistema de concierto económico y su financiación cabrá dentro del sistema general, según recogía "La Vanguardia" en su edición del día 4 de agosto haciendo rezo de una presunta filtración informativa.
¡Qué gran descubrimiento! Si la Constitución hubiera previsto un sistema de concierto económico para Cataluña, lo habría dicho. Y si el Estatuto lo hubiera buscado, también lo habría dicho. Pero, ni uno texto ni el otro, no lo dicen. La razón es sencilla, no forma parte de sus previsiones.
Por otra parte, que haya una relación bilateral Cataluña-Estado, no excluye que los acuerdos entre ambas no sean generalitzables - el Estado garantiza que así sea - y por lo tanto integrable en el modelo general. Es más, así se explicó junto con la defensa de la constitucionalidad del Estatuto.
El hecho de que el texto estatutario recoja la existencia de una agencia concertada - que no concierto económico -, una mayor participación en los impuestos no cedidos (IVA, IRPF y Impuesto de sociedades), una nivelación de los servicios básicos (salud, educación y servicios sociales) y una distribución que respete el nivel de población real, no harán que Cataluña deje de aportar recursos de forma absoluta y solidaria. Eso será así mientras su nivel de renta sea superior a la media estatal. En todo caso, la aplicación del Estatuto y con él, esos factores, a lo sumo corregiran un injusto exceso de transferencias, que por otra parte se necesitan para atender las necesidades básicas de las personas que viven aquí.
Si estos problemas no se derivan de los textos jurídicos. ¿Dónde nacen esos fantasmas? Pues en el imaginario político de quienes interpusieron los recursos, los cuales dan cómo alcanzadas las anunciadas, pero afortunadamente insatisfechas, demandas de los nacionalistas, que a su vez, justifican con ellas la insuficiencia del Estatuto. De nuevo con este juego, se crean unos inexistentes agravios a ambos lados, para después, pasar a combatirlos con virulencia y desaforo.
El Constitucional tiene que "pelearse" con los textos, no con fantasmas. Tiene que resolver pensando en lo escrito y no interpretar restrictivamente futuribles no planteados. Tiene que hacer como hacen las Cámaras de Comercio catalanas, centrar y concentrar el debate en lo concreto, como ha hecho cuando ha cuantificado los euros que separan los diferentes planteamientos.
Así se ayuda a avanzar hacia la solución, luchando contra los fantasmas, no.