Mejor, mucho mejor, la sede del Consejo Económico y Social - organismo consultivo compuesto por representantes de empresarios, trabajadores, agricultores y pescadores - que la Sede de la Bolsa, para que el Presidente del Gobierno presente su informe económico anual.
De nuevo, la semántica de la que ha hecho gala le ha permitido obviar la palabra crisis.
Si esta negativa fuera la expresión de la negación o el desconocimiento de la situación que están sufriendo muchas familias y empresas, sería preocupante, pero no lo es.
Conocer y reconocer la realidad es la primera condición para cambiarla. Y sinceramente, yo creo que el Gobierno la conoce.
Por eso considero que con la resistencia a calificarla de crisis no busca negarla. Lo que trata es de evitar que se identifique la situación económica actual con situaciones anteriores. Con esa actitud lo que busca es no caer en el error de confundir síntomas parecidos con situaciones ya vividas o conocidas.
Sólo aquéllos, como el PP, que quieren legitimar, ahora, medidas sociales de carácter brutal (congelaciones salariales, recortes de las prestaciones sociales, decretazos) como aquéllas que hicieron cuand0 gobernaban, están jugando a identificar esta situación con el anterior. Utilizan el mismo nombre para cosas diferentes.
Afortunadamente, la situación actual tiene poco que ver con las crisis de los años 80, 1993 ó 2002. Ni el nivel de empleo (el mayor de la historia y que tovadia continua creciente), ni el desempleo (en el nivel más bajo en años, a pesar de también crece), ni la fortaleza de las cuentas públicas (con superávit y bajo endeudamiento), ni el crecimiento económico son iguales. Es más ninguno de los parámetros nos remontan a aquellas circunstancias.
Ahora la situación es mejor y estamos mejor preparados. Pero todo ello no nos exime de librar el combate contra los graves problemas económicos existentes.
No obstante, la semántica se ha transformado en un problema para el Gobierno. No se sale. Su utilización está desviando el debate. En lugar de centrar la discusión sobre el tipo de crisis económica y sus posibles soluciones, se discute sobre el nombre y no sobre la cosa y, por extensión, permite que se proyecten sombras de duda sobre si el Gobierno es consciente, o no, del cambio de ciclo económico.
¡Y eso a pesar de haber adoptado tres paquetes de medidas económicas y sociales!
Sinceramente, creo que tiene que abandonar la semántica, ir al grano y hablar de las soluciones que ha propuesto, que es lo que la gente entiende y quiere.
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