martes, 30 de marzo de 2010

Cantera e ideas


Cantera e ideas, esta es la doble apuesta del Presidente Montilla y el PSC para las próximas elecciones autonómicas y para el futuro.

Y como una imagen vale más que mil palabras: aquí está el comité electoral, que dirigirá Jaume Collboni, lleno de nuevas incorporaciones.

Son una representación de la cantera del PSC. Formada por personas nada inexpertas, todo lo contrario. Son personas rodadas y probadas en diferentes niveles de responsabilidad política. Procedentes de ámbitos diferentes: municipalismo, sindicalismo, asociacionismo, que tienen experiencia en la gestión privada o pública. Con una buena formación académica, pero lo que me parece más importante con una buena formación en la "Universidad de la vida" y en la tradición socialista.

Una cantera que no sólo aporta empuje y entusiasmo, sino también una visión actualizada de la sociedad catalana, porque como ella - y con ella - han evolucionado.

Esa nueva sociedad que hemos ayudado a construir, desde los gobiernos locales, desde el gobierno del Estado y ahora desde el Gobierno de la Generalitat, desde las instituciones pero también desde la sociedad civil, es la que nos reclama una renovación de las propuestas políticas.

No nos reclama que abandonan nuestros principios, pero sí que actualizamos los contenidos. Nos pide que la seguimos acompañando en su proceso de transformación, de avance y de mejora para que puedan continuar depositando su confianza en nosotros.

Esta es la otra gran apuesta, las ideas.

Montilla apuesta por una campaña que le permita explicar lo mucho que se ha hecho, pero también lo mucho que se quiere hacer y conseguir. Y no sólo y exclusivamente en el mundo de las realizaciones materiales, que también, sino en el rediseño del modelo de sociedad que queremos continuar construyendo, de ahí que el programa marco no sea un programa electoral.

Y eso ante el remake nacionalista de Artur Mas, que desde el tacticismo electoral intenta no definirse para no equivocarse o asustar, como lo demuestra el hecho que después de declararse independentista ahora pretenda desentenderse del monstruo que han alimentado y que tiene su máxima expresión en la diáspora nacionalista y la emergencia de populismos autoritarios, como el de Carretero y/o Laporta. Una actuación que desde su recreación de Don Tancredo lo fía y confía todo a los errores del adversario, pero que no propone nada. Ni ideas nuevas ni vindicación de su pasado, nada de nada, salvo el "wait and see" (esperar y ver).

Recuperar los muchos déficits que el nacionalismo conservador acumuló durante los 23 años en que ostentó el poder era imprescindible. En un país, donde las infraestructuras hidráulicas, viarias, energéticas, educativas no estaban resueltas lo primero era, como ya se hizo con los primeros ayuntamientos democráticos, hacerlas, reponerlas o complementarlas. Y eso es lo que se ha hecho, pese a la crisis económica.

Estos tiempos preelectorales y electorales nos permitirán explicar que toda la acción de gobierno, no ha sido sólo gestión, sino también la cimentación de una sociedad, que queremos más madura y libre, próspera y al mismo tiempo justa, con ilusión, pero no ilusa, confiada de sí misma y no en mesías populistas, en marcha y no paro, esperando la vuelta de las eternas "promesas".

Sin embargo, alcanzar este objetivo no es un hito que acabe con unas elecciones, normalmente es todo lo contrario, pues, independiente del resultado obtenido, a partir de ellas empieza otra fase, que siempre es diferente a la anterior.

viernes, 26 de marzo de 2010

Doble rasero


Debido a la crisis, el año pasado, algunas empresas catalanas no pudieron ofrecer a 129.400 personas sufiente trabajo como para que pudieran completar la jornada anual contratada.

El Gobierno para ayudar a trabajadores y empresas industriales y de servicios flexibilizó la prestación por desempleo. Hizo que los 120 primeros días de reducción de jornada o suspensión del contrato, no contaran para el tiempo de percepción de la prestación de'atur, si finalmente eran despedidas. Es lo que coloquialmente se conoce como "poner el contador a cero".

Es más esa práctica, que se parece mucho al llamado "modelo alemán", posiblemente se habrán de ampliar, como pide el Gobierno de Cataluña, hasta 180 días.

Con los autónomos que no tenían derecho a paro se ha previsto que puedan acceder a esa prestación, si no se puede continuar el negocio.

Nadie descalificó estas medidas en su momento. Nadie entonces alegó que con ellas se quería mantener cautivo el voto de los catalanes. Es más, se saludaron positivamente porque evitaba despidos y favorecía la economía catalana y protegía a los sectores sociales que están sufriendo con más dureza la crisis en Cataluña.

Entonces, ¿por qué el nacionalismo catalán que representa Artur Mas aplica un rasero diferente sobre la flexibilización del acceso a las prestaciones por desempleo agrario en Andalucía y Extremadura que el viernes pasado aprobó el Consejo de Ministros?

¿El problema no es similar? ¿No han tenido los empresarios agrarios andaluces también dificultades objetivas (de carácter climatológico) para ofrecer suficiente trabajo (peonadas) como para que no hayan podido completar el número de jornales que da derecho a su percepción?

¿Por qué insulta la inteligencia de las personas que viven en estas dos regiones, afirmando que su criterio y orientación política es susceptible de ser "comprado" por el hecho de que el Gobierno adopte una medida social, necesaria en tiempos de crisis?
¿Se atrevería a decir o insinuar los mismo de las personas que vivimos en Cataluña? De hecho y para ser sinceros, sí. Se han atrevido, pero circunscribiendo a los votantes socialistas de algunas comarcas metropolitanas.

Siguiendo con este razonamiento, ¿Por qué la restitución de una deuda histórica con Andalucía en inversiones, que está incluido en su Estatuto, es una compra de votos? ¿Se quiere ocultar que una parte de esta deuda es consecuencia del "castigo infligido" por el PP cuando la Junta no quiso sumarse al desastroso sistema de financiación autonómica que firmó CiU con el PP? Un modelo tan negativo que no nos sacado de encima hasta que con el Estatuto y los gobiernos de izquierdas, aquí y allá, lo han hecho posible.

¿No es una situación similar a la que Cataluña logró con Disposición Adicional Tercera del Estatuto y en Cataluña está implicando un incremento sustancial de las inversiones del Estado entre las que destacan actuaciones como, AVE, Aeropuerto o Sincrotrón, inaugurado este lunes ?
¿Entonces por qué lo que allí se presnta como un trato de favor, aquí sólo es un acto de justicia?

¿Cuando Artur Mas plantea que no quiere una sociedad subsidiada, que en Cataluña sólo queremos inversiones productivas, está insinuando que no quiere que las personas afectadas por los ERE tengan derecho a las prestaciones por desempleo, que los autónomos que han tenido que cerrar su negocio, no reciban la ayuda de los 420 €, que ha acordado el Gobierno de Cataluña con empresarios y trabajadores en los "30 compromisos contra la crisis"? Pues que lo diga con claridad.

Porque aplicando este doble rasero y haciendo la misma demagogia que hace el PP, pero al revés, sobre el supuesto trato de favor hacia Cataluña, el nacionalismo catalán sólo creará problemas políticos y tensiones territoriales donde hacen falta soluciones sociales

miércoles, 17 de marzo de 2010

Sin acuerdo a la vista


La cumbre anticrisis del viernes pasado no ha dejado un panorama que contemple un posible acuerdo a la vista.

La dinámica y la experiencia de diálogo, negociación y acuerdo que vienen practicando durante los últimos 6 años el Govern y las organizaciones empresariales y sindicales en Catalunya, no se han reproducido en los nuevos invitados a la mesa, los partidos políticos en el oposición, que rechazaron la propuesta de trabajar juntos para construir una salida solidaria y conjunta de la crisis.

¿Qué si no es pretender que esta cumbre discuta sobre lo que se está abordando en el ámbito español o supeditar cualquier entendimiento a la aceptación previa de sus propuestas, como hizo CiU?

Para poder hacer nacer un acuerdo se tenían que sortear una serie de obstáculos y dificultades previas, como:
Primero, acordar sobre algo más que lo que el Goverrn y agentes sociales ya vienen haciendo, como por ejemplo las medidas a corto plazo contenidas en los "30 compromisos" acordados no hace ni tres meses, o las medidas a largo plazo establecidas en el " Acuerdo Estratégico 2008-2011".
Segundo, centrar los acuerdos sobre lo que se puede y se debe hacer aquí, sin hacer de la cumbre catalana un foro de debate sobre temas que deben abordarse en otros ámbitos.
Y tercero, que todos prioricen los intereses de los "paisanos" por encima de los de parte o los de partido.

Se sabía que no sería una tarea fácil.

Entre otras razones porque hay mucho hecho y con mucho contenido y trascendencia, pero también porque la voluntad de crear un "frente catalán para ir a Madrid", aunque resulte efectista es muy poco efectivo y más si se quiere hacer pivotar sobre la campaña conjunta (PP-CiU) para frenar la modificación del IVA, era más fuerte que la voluntad de acordar soluciones efectivas y para que, finalmente, hay quien ya ha entrado en campaña electoral, hecho que domina toda su acción política.

Conscientes de los riesgos, el Govern, las organizaciones empresariales y las sindicales ofrecieron un documento de trabajo orientado a profundizar sobre cómo mejorar la financiación de las empresas, favorecer la demanda y consolidar la industria, transformar la construcción e incrementar el ahorro y la eficiencia energética, reforzar la formación y la protección social, fomentar el espíritu emprendedor y las nuevas actividades o simplificar la administración, sumando al que ya se hace.

Esta propuesta dirigida a negociar y acordar cosas prácticas, que pudieran ser asumidas por todos y que dependieran de nosotros, no obtuvo una respuesta positiva, si no una de genérica, partidaria, parcial y orientada fundamentalmente a establecer posicionamientos que deben establecerse e implementar en otros ámbitos. En todo caso, parece que Artur Mas y el resto de partidos en la oposición buscaban escabullirse y "hacer un mutis por el foro" más que comprometerse en la salida la crisis.

El único interés de CiU ha consistido en evitar que esta cumbre le obligara a algo, una vez ha constatado que se ha agotado el efecto mediático de aparecer como una fuerza defensora y proponiendo un pacto de Estado anticrisis - con el que quería hacerse perdonar su radicalización independentista - y que aquí no hay habrá una plataforma catalana de la que se pueda apropiarse e instrumentalizar en Madrid, para defender sus propuestas.

Para cerrar el círculo y evitar que alguien le recriminara que es capaz de concertar con la Ministra Salgado lo que le niega al Presidente Montilla el siguiente paso ha sido que Duran Lleida proclame también la muerte de la concertación en el ámbito de la Estado, sustituyéndola por una negociación pieza a pieza, norma a norma, que le permita mantener viva su posibilidad de un futuro pacto con el PP de más calado, aquí y allá.

Sería bueno que consideraran este posicionamiento.

La contribución a la solución de los problemas que genera la crisis económica no es un favor al Gobierno, a los Gobiernos español y catalán, sino un servicio a los ciudadanos que las padecen y, en consecuencia, colaborar en su solución no es un demérito o una penalización, sino todo lo contrario.

Todavía está por ver si el giro hacia el centralidad que anuncian es real o simplemente es formal, como parece que se desprende de su actuación.

viernes, 5 de marzo de 2010

¿Subir el IVA?


¡A quien le guste que le suban los impuestos que levante la mano!

El número de manos alzadas, seguramente, será nulo o insignificante.

Por eso la posición anti subida del IVA tiene asegurado un fuerte predicamento. Le dice a la gente lo que quiere oír. ¿Pero es lo que hay que decirle? Sinceramente, creo que no.

Se sabe que la subida del IVA comportará un incremento de los precios. No hay tanta certeza, pero sí una más que razonable expectativa, que pueda suponer una frenada momentánea en la recuperación del consumo interno. Por eso desde el punto de vista económico, social y político esta medida no es ni fácil ni neutra.

¿Entonces, porque el Gobierno incorporó en los presupuestos la modificación del IVA a partir de julio? Para contener el déficit público y porque estima que en ese momento ya estaremos creciendo.

Para acabar de entenderlo hay que recordar que:

• La modificación conllevará la subida en un 2% del tipo general (del 16 al 18%) y en un 1% del tipo reducido (del 7 al 8%), aquel que grava por ejemplo la vivienda y la hostelería. También, hay que dejar constancia de que esta modificación no afecta al tipo súper-reducido (del 4%), que se aplica a los productos básicos o de primera necesidad
• Y que ésta es una medida que forma parte de un plan de austeridad, que busca reducir el déficit. Recortando gastos (50.000 m € en tres años) e incrementando ingresos. Con este plan se quiere conseguir volver el año 2013 a la situación de déficit público (diferencia entre ingresos y gastos) permitida en la zona euro del 3%, como máximo.

Hoy nuestro déficit público está situado en el 11%. No es que nos hayan vuelto "manirrotos" como dicen algunos especuladores y airea de forma irresponsable y exagerada los dirigentes del PP, sino que es el resultado la intervención pública para evitar las nefastas consecuencias de la crisis.

Los gobiernos de forma conjunta y coordinada (reunión del G-20) acordaron desarrollar políticas públicas dirigidas a: evitar el colapso financiero; incentivar la actividad económica, y desarrollar los mecanismos de protección social. Se trataba de evitar que la paralización del sector privado, excesivamente endeudado y receloso de sí mismo, condujera al colapso financiero y después a la depresión mundial. Y eso se hizo interviniendo económicamente en los mercados.

Había que hacerlo y se hizo. Lo que resulta insultante es que aquellos que, con su codicia e irresponsabilidad, generaron el problema sean ahora los que quieran dar lecciones de lo que se debe hacer y defendiendo propuestas regresivas para la mayoría de los afectados.

Que se tuviera que hacer, en el momento más crítico, no significa que haya que mantenerse indefinidamente, ni tampoco que el Estado tenga que retirarse ya. En esto, como en muchas otras cosas, conviene hacer las cosas con mesura y equilibrio.

Conviene ir desacoplando progresivamente la economía del sobreesfuerzo que, ahora, están soportando las finanzas públicas, porque esta opción no es sostenible ni conveniente de forma permanente. Ahora bien, hay que hacerlo sin poner en peligro el proceso de salida de crisis. De nada serviría cumplir con la ortodoxia liberal económica, si ello conlleva una nueva recaída en la crisis que la aplicación de sus tesis ha producido.

Por el contrario, mantener el mismo ritmo de déficit anual, sería negativo. Por un lado porque aunque ahora no estamos demasiado endeudados, acabaríamos endeudándonos en exceso, transfiriendo a las generaciones futuras el problema actual, por otro lado, porque la desconfianza que se generaría sobre la solvencia futura de la economía española para hacer frente al pago de su deuda provocaría que ya ahora se tuvieran que pagar más intereses por el dinero con los que nos estamos financiando.

Destinar más dinero a pagar intereses, significa tener menos recursos para desarrollar políticas anti crisis, de fomento económico y de protección social y en consecuencia retardar la salida.

El plan de austeridad presentando en la Unión Europea, busca alcanzar este complicado equilibrio. Y dentro de él la modificación del IVA es un esfuerzo planteado para mantener la credibilidad de la economía española y no encarecer nuestro acceso al crédito internacional, necesario para financiar un ajuste socialmente menos duro.

Los opositores a la modificación del IVA deberían explicar cómo quieren resolver este "sodoku". Es cierto que todos no se opone a las subidas por las mismas razones. Como mínimo hay dos visiones diferentes. Desde las posiciones más a la izquierda del Gobierno (IU-ICV, ERC) se argumenta que esta actuación empobrece a los débiles, desde las posiciones más a la derecha del gobierno (PP y CiU) que si el Estado gestiona más recursos hay menos dinero circulante para hacer negocios.

En todo caso, convendría que, además de oponerse, también hicieran propuestas constructivas y equilibradas, para incrementar los ingresos en cantidades relevantes y determinar qué gastos se deben reducir o contener, porque en el caso de que se siguieran sus propuestas tendríamos, en el primes caso, más endeudamiento y en el segundo más recortes sociales y dureza en el ajuste.

Por eso si, de verdad, se busca un pacto contra la crisis, no se debe hacer electoralismo con la o subida del IVA ni plantear como cuestión inasumible bajo ningún concepto su modificación, como hacen la derecha española y catalana.