La desaceleración del sector de la construcción está haciendo que la creación de empleo en el resto de sectores sea insuficiente, para compensar los que se pierden y los que demandan las que se incorporan al mercado de trabajo.
La preocupación por el desempleo puede hacer que, a veces, no nos ocupamos del empleo.
¿Hay alternativas a la crisis del ladrillo? Sí. Incluso algunas ya se están construyendo y están dando resultados, como corroboraba la última encuesta de población activa. No obstante, es conveniente acelerarlas.
Las economías regionales donde la industria tiene un peso mayor, han sufrido menos, algunas, incluso, han creado empleo neto.
Así pues, la senda es continuar mejorando nuestro tejido industrial con productos de más valor añadido y con una forma de producirlos más competitiva. Incorporar conocimiento a lo que se hace y como se hace, funciona.
Eso significa invertir para que los sectores maduros no se queden obsoletos y que se apueste por sectores con unos amplios contenidos tecnológicos y relacionados con salud, medio ambiente, energía y tecnologías de la comunicación y la información.
Por otra parte, el stock de casas sin vender, no es la expresión de la satisfacción de las necesidades de vivienda. Más bien es todo el contrario. Hay un exceso de casas construidas donde no está la gente (segundas residencias y zonas turísticas) y las que están ubicadas donde hay demanda no cubierta, están a unos precios que no se ajustan a las posibilidades de los compradores.
La solución del sector de la construcción es, junto con la rehabilitación y la obra pública, ajustar los precios a la demanda real y que la vivienda nueva responda, en precios y ubicación a ella y no a la especulación de los sectores financieros.
Otra línea de actuación consiste en incrementar los servicios de calidad para empresas y personas. Se crea empleo, al tiempo, que se satisfacen necesidades no suficientemente atendidas.
Estos son los deberes de los gobiernos y la sociedad para superar la desaceleración.
En definitiva, se trata de ocuparse del empleo, sin desatender a las personas desempleadas.