En la recta final de la negociación del sistema de financiación autonómica, surgen los miedos de aquéllos que hicieron del desacuerdo su estrategia. Y con ellas, las gesticulaciones exageradas y las argumentaciones irracionales de los nacionalistas catalanes y españoles, CiU y PP.
No es que todo esté resuelto, todavía queda un tiempo y un proceso hasta alcanzar el acuerdo. No obstante, parece evidente que el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, haya reconocido que la propuesta de nuevo modelo del sistema de financiación autonómica responde al impulso de las propuestas catalanas, permite dibujar un escenario más positivo que hasta ahora, a pesar de eso CiU lo valora como negativo, porque no es singular
Ninguna de las dos cosas no es nueva, ni el impulso catalán, ni la generalización del modelo. El modelo autonómico español - no solo el sistema de financiación - siempre ha tomado como referencia y objetivo las necesidades, reivindicaciones y soluciones generadas a Cataluña.
La inteligencia política siempre aconsejó que las propuestas catalanas fueran generalizables en el resto de autonomías de régimen común para que fueran posibles. Para alcanzar lo que se buscaba no era un problema que el resto también lo pudiera alcanzar, si lo quería, más bien al contrario.
Así lo entendió y lo practicó CiU cuándo gobernaba. Así lo intentó practicar Artur Mas, cuando creía que gobernaría, al sumarse a un Estatuto que contiene un modelo de financiación generalizable. Si ahora no lo hace, es porque no gobierna.
Apostó por el fracaso de las negociaciones, creyéndolo un atajo para volver al Gobierno, en lugar de rentabilizar su aportación al Estatuto. Optó por vertebrar la frustración, el enfado y el fracaso colectivo, en lugar de encabezar las soluciones. Y ahora teme que haya acuerdo.
Si finalmente los esfuerzos del Presidente Montilla por alcanzar una financiación justa fructifican, CiU perderá uno de los dos pilares sobre los que ha hecho descansar su oposición, y entonces ya sólo le quedará confiarse a una sentencia profundamente negativa del Constitucional sobre el Estatuto.
En eso también, coincide con el PP
Ni la crisis económica le sirve, porque fruto de su obsesión identitaria, ni tan solo se ha preocupado por formular propuestas que sirvan y atiendan las necesidades económicas y sociales de las personas, empresas y territorios que conforman Cataluña. ¿Alguien recuerda una propuesta mínimamente sería y potente de CiU para hacer frente a la crisis?.
Por contra y desde el principio, el Presidente Montilla asumió que nos encontrábamos ante una grave situación de crisis económica, que requería toda la atención del Gobierno que preside para no dejar solas a las personas que viven en Cataluña. Así lo ha hecho.
Sin hacer falsas promesas, señalando su gravedad, llamando al esfuerzo inteligente y la solidaridad para salir, dando la cara, yendo hasta donde sea necesario para encontrar salidas posibles, predicando con el ejemplo de la austeridad y destinando el máximo de recursos públicos a dos objetivos: activar la economía productiva y atender a las personas, ha articulado una respuesta a la difícil situación que vivimos.
Con estas mismas herramientas es con las que está liderando la negociación de la financiación, por eso es fácil pensar que también nos saldremos en este tema.
No es que todo esté resuelto, todavía queda un tiempo y un proceso hasta alcanzar el acuerdo. No obstante, parece evidente que el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, haya reconocido que la propuesta de nuevo modelo del sistema de financiación autonómica responde al impulso de las propuestas catalanas, permite dibujar un escenario más positivo que hasta ahora, a pesar de eso CiU lo valora como negativo, porque no es singular
Ninguna de las dos cosas no es nueva, ni el impulso catalán, ni la generalización del modelo. El modelo autonómico español - no solo el sistema de financiación - siempre ha tomado como referencia y objetivo las necesidades, reivindicaciones y soluciones generadas a Cataluña.
La inteligencia política siempre aconsejó que las propuestas catalanas fueran generalizables en el resto de autonomías de régimen común para que fueran posibles. Para alcanzar lo que se buscaba no era un problema que el resto también lo pudiera alcanzar, si lo quería, más bien al contrario.
Así lo entendió y lo practicó CiU cuándo gobernaba. Así lo intentó practicar Artur Mas, cuando creía que gobernaría, al sumarse a un Estatuto que contiene un modelo de financiación generalizable. Si ahora no lo hace, es porque no gobierna.
Apostó por el fracaso de las negociaciones, creyéndolo un atajo para volver al Gobierno, en lugar de rentabilizar su aportación al Estatuto. Optó por vertebrar la frustración, el enfado y el fracaso colectivo, en lugar de encabezar las soluciones. Y ahora teme que haya acuerdo.
Si finalmente los esfuerzos del Presidente Montilla por alcanzar una financiación justa fructifican, CiU perderá uno de los dos pilares sobre los que ha hecho descansar su oposición, y entonces ya sólo le quedará confiarse a una sentencia profundamente negativa del Constitucional sobre el Estatuto.
En eso también, coincide con el PP
Ni la crisis económica le sirve, porque fruto de su obsesión identitaria, ni tan solo se ha preocupado por formular propuestas que sirvan y atiendan las necesidades económicas y sociales de las personas, empresas y territorios que conforman Cataluña. ¿Alguien recuerda una propuesta mínimamente sería y potente de CiU para hacer frente a la crisis?.
Por contra y desde el principio, el Presidente Montilla asumió que nos encontrábamos ante una grave situación de crisis económica, que requería toda la atención del Gobierno que preside para no dejar solas a las personas que viven en Cataluña. Así lo ha hecho.
Sin hacer falsas promesas, señalando su gravedad, llamando al esfuerzo inteligente y la solidaridad para salir, dando la cara, yendo hasta donde sea necesario para encontrar salidas posibles, predicando con el ejemplo de la austeridad y destinando el máximo de recursos públicos a dos objetivos: activar la economía productiva y atender a las personas, ha articulado una respuesta a la difícil situación que vivimos.
Con estas mismas herramientas es con las que está liderando la negociación de la financiación, por eso es fácil pensar que también nos saldremos en este tema.