De entrada todo apunta a que lo pueda ser, pues algunas de las fuerzas políticas catalanas más importantes, como PSC, CDC y ERC, tienen convocado su congreso. A última hora el PPC también se ha apuntado, adelantando el suyo desde octubre en julio.
Con los primeros calores del verano se reunirán para reflexionar y si es posible decidir. Tienen situaciones diferentes, pero hay alguna cosa en común.
Todos debatirán entre continuidad y renovación, o en qué proporción se tienen que combinar estos dos conceptos para redefinir su propuesta política, después de comprobar el veredicto que las urnas le han otorgado a cada uno. Veredicto que, éste sí, ha sido diferente por unos y otros.
Todos lo tendrán que hacer. De los nacionalistas catalanes, ERC y CDC, diría que todo el mundo lo espera, ya que los resultados electorales no los han acompañado. También se espera de los nacionalistas españoles, PPC, pues
la debilidad de una dirección y una estrategia potenciada, desde fuera de Cataluña, para Acebes i Zaplana, los cuales personifican la pérdida de las elecciones, lo hacen imprescindible.
la debilidad de una dirección y una estrategia potenciada, desde fuera de Cataluña, para Acebes i Zaplana, los cuales personifican la pérdida de las elecciones, lo hacen imprescindible.
Pero del PSC, no se espera que hagamos este ejercicio. Hay quien desde dentro y desde fuera, incluso, piense que no lo necesita, porque lo estamos ganando todo. Que si una cosa funciona no conviene tocarla. Se equivocarán. Si a los socialistas catalanes las cosas no nos han ido mal es porque siempre nos ha caracterizado el hecho de no esperar a que las cosas se estropeen, a perder, para empezar a cambiar proyectos y personas. Ésta es la actitud que no tenemos que cambiar.
Los cambios en las alcaldías, por ejemplo, en su un testigo. Parece fácil, pero no lo es. Cambiar cuando está en el gobierno, aunque los adversarios nos lo critiquen, no resulta nada sencillo. Tiene su mérito.
Porque no se trata sólo de no actualizar las caras, sino los planteamientos y las propuestas. Eso es lo sustancial. Si sólo se hiciera el primero, sería una lífting y no el necesario proceso de incorporación y renovación generacional.
Nuestra obsesión tiene que continuar siendo la auscultación de la sociedad, para interpretar sus cambios y sus anhelos, para detectar sus nuevas posibilidades, que provienen de una transformación que, en muchos casos, hemos ayudado a protagonizado y liderar. Esta obsesión tiene que ser paralela a nuestra vocación de actualización y renovación de nuestras propuestas y de nuestros liderazgos. Esta obsesión no es gratuita, es la que nos ha permitido obtener la confianza mayoritaria de la ciudadanía.
¡Si eso es cierto, para el PSC, no lo será para CDC, ERC y PPC!
De los diferentes procesos congresuales saldrán reforzados aquéllos que sean capaces de entender y de atender el mensaje que los ciudadanos nos han enviado con sus votos y lo antepongan a sus "cocidas" internas. Los que no lo hagan así, perderán lo que quizás sea su último tren.
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