miércoles, 15 de septiembre de 2010

¿Sueño o pesadilla?


No entender el por qué de un planteamiento - incluso de aquellos que no comparto - siempre me ha trastornado, si cabe más que el contenido del mismo.

Lo confieso! Yo me sentía preocupado. ¿Cuál era el razonamiento lógico y racional que había llevado al eurodiputado de CiU, Ramón Tremosa, primero, a parir y, después, a verter en su blog su exabrupto sobre el Presidente Montilla?

La tesis de un “calentón” mental momentáneo era inverosímil. No podía ser. El espacio de tiempo que existe entre pensar y escribir una idea y el que pasa con la acción de repasarla y publicarla, imposibilita que sea plausible esa explicación.

Y de una persona supuestamente inteligente se espera que no actúe de forma tosca, grosera y elemental, como la de mantener un error, si se da cuenta del mismo. Pero las sucesivas y reiteradas ratificaciones posteriores en medios de comunicación dan a entender que no era consciente del grave error que cometía.

Entonces, el problema era más grave. ¡Tremosa se creía lo que decía! Lo que, lejos de tranquilizarme, todavía me generaba una preocupación añadida, pues esta es la persona que puso Artur Mas en el Parlamento Europeo, para representar a una parte de la ciudadanía de Cataluña.

Pero he aquí que encontré la solución al enigma viendo la película "Origen", donde un sueño entra dentro de otro sueño - como si fueran oníricas muñecas rusas - haciendo que el soñador se confunda y llegue a la conclusión que la realidad es su ensoñación.

Mientras duerme, él sueña para España una Constitución democrática que confiera derechos y libertades a todos sus ciudadanos, en la que la nación española sea compatible con el reconocimiento y desarrollo de las nacion(alidades) y regiones que la componen, donde todas las lenguas que se hablan en España, sean españolas y por tanto todas deben ser cuidadas, respetadas y promocionadas, donde una justa distribución de la riqueza y unos servicios públicos, universales y de calidad sean la garantía de la justicia social, la erradicación de la pobreza, el analfabetismo, el derecho efectivo a la salud y a una protección efectiva ante la vejez, el paro, la enfermedad y las contingencias negativas en la vida.

En los brazos de Morfeo también desea que Catalunya tenga reconocido su Estatuto, con una amplia capacidad para autogobernarse y que en unas elecciones democráticas la ciudadanía dé su apoyo a una mayoría de izquierdas y nacionalistas en el Parlamento catalán- de "rojos y separatistas", como le gusta llamarlos -, y que a su vez esta elija como Presidente a un socialista que ha optado por ser catalán, ya que no nació en esa tierra.

Este fue el sueño de Franco, o más bien el sueño que Ramón Tremosa vio en su propio sueño.

Y al despertar creyéndole real no pudo evitar salir a predicar su descubrimiento. Y cuando todos pretendieron que rectificara, él se ratificó. Como un virus, su sueño se había inoculado en su subconsciente y le nublaba el consciente y el conocimiento, haciendole adoptarlo como un planteamiento suyo y correcto.

Con esta explicación quizás podré descansar, pues ya empiezo a entender – que no a compartir - por qué alguien puede defender la aberración de que el Presidente de Cataluña es la persona preferida por Franco y mantenerla. Una aberración que después de oírla, y comprobar que otro virus (ensoñación) semejante, el de la independencia, también está afectando a Felip Puig o Oriol Pujol, lleve a que Duran Lleida exija que: ¡se callen todos de una vez! y que sólo hable Artur Mas, pues si no corren el riesgo de llegar los últimos a la meta el 28-N.

En todo caso, si Tremosa no se hubiera despertado tan pronto, nada de esto le hubiera sucedido. Si hubiera continuado soñando, le habría dado tiempo a ver cómo Franco, al despertar de su sueño una mañana de julio de 1936, lo calificaba de pesadilla y decidía actuar para impedirlo .... lo que hizo, ya lo conocemos.

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