Najwa se ha ido a otro Instituto, donde sí le dejan estudiar con un pañuelo en la cabeza (hiyab).
Después de días privada de asistir a clase, confinada en la sala de visitas, ha tenido que cambiar de centro y compañeros para poder acabar la ESO.
Esa no es una salida positiva para la joven, pero tampoco para el resto del Instituto.
En un tema como este, en el que coincide el ejercicio de diferentes derechos, lo imprescindible es identificarlos y ordenarlos, es decir, ponerlos en fila y no saltársela.
El primero y principal de los derechos a respetar era y es el de la educación de la menor.
Los que vienen detrás y en paralelo son el respeto a la libertad religiosa individual y la aconfesionalidad de lo público.
Con esa ordenación de derechos, los jóvenes pueden estudiar luciendo, según su creencia, cruces, estrellas de David, hiyabs o túnicas budistas, en centros que no exhiben ningún símbolo religioso.
Parece absurdo que si hay que escoger entre la educación o un pañuelo, se opte por este último.
Valorar menos el proceso de adquisición de aptitudes y actitudes que las hará personas más libres y responsables que una indumentaria, siempre que no afecte a su dignidad como persona (como ocurre con vestimentas tipo "burka), es un hecho antipedagógico, autoritario o intolerante y una gestión poco inteligente de la diversidad existente en el centro, que el Consejo Escolar ha llevado a cabo.
En este examen práctico, profesores y AMPA han suspendido la asignatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario