¿Fracasa el 12,6% o el 22,6% del alumnado de secundaria en Cataluña?
El departamento que dirige Ernest Maragall defiende la cifra inferior, al considerar que sólo el alumnado que "abandona los estudios o acaban sin el título" se tendría que incluir y contabilizar en esta categoría. Por el contrario, otros analistas, como la Fundación J. Bofill, abogan por la cifra superior ya que consideran que también se tienen que tener en cuenta a quienes repitan.
¿Quién tiene razón? Ambos pueden tener razón o equivocarse, depende. Depende del que se entienda por fracaso y quien fracasa, si el alumnado o el sistema educativo.
No todas las sociedades, y las personas, valoran de igual forma aquello que se considera como fracaso, varía según sus raíces culturales y sociales.
Así en las sociedades y colectivos de raíz meritocrática se considera que "no fracasa quien tropieza, sino quien no se levanta". Es lógico que al valorar a las personas por lo que hacen, y no por sus orígenes, se acepte que la equivocación o el error forman parte inherente de la actividad para mejorar y hacer. Equivocarse o fracasar en un proyecto, no te invalida para todo, es más si lo supera otro merito, ya que se considera que ha alcanzado una experiencia que puede evitar que repetir el error.
Por el contrario, donde las raíces aristocráticas todavía conforman el sustrato social, el fracaso se considera como absoluto e invalidante. También tiene su lógica, si alguien en función de su cuna ya tiene alcanzado un status social, lo único que tiene que hacer es no equivocarse, y si por eso no hace nada, da igual.
Es por eso que considero que el Departamento de Educación tiene razón.
Al alumnado que repite, que continúa estudiando, no lo tenemos que clasificar como fracasado y tratarlo como tal, llegará a esta condición cuando tire la toalla y acabe abandonando o sin título, pero no antes. Mientras estudie no es uno fracasado. Y lo que tiene que hacer el sistema educativo es favorecer que se levante y continúe esforzándose y aprendiendo. Educar es transmitir valores.
Y qué mejor proceso de aprendizaje que acompañarlos en la demostración practique que: “!si te esfuerzas, a pesar de los problemas, puedes superarlos!”
Por otra parte, no creo, como han insinuado algunos analistas y afirmado la oposición, que con este tratamiento estadístico sólo se busque mejorar la imagen del sistema educativo, escondiendo o reduciendo artificialmente la realidad, creo que se busca profundizar en el conocimiento del problema. Con esta clasificación se puede estratificar el problema, diferenciando entre aprobados, repetidores y el resto y por extensión, ajustar mejor las soluciones a cada colectivo.
Reconocer que el 10% tenga que repetir curso es reconocer la expresión de un problema del sistema educativo catalán, no necesariamente del alumnado.
No es fracaso escolar, es otra cosa, pero que no se sea capaz de adquirir los conocimientos de su curso o nivel en los tiempos y la forma prevista, a pesar de estar escolarizados, es uno también un grave problema al que se le deben buscar soluciones.
Bienvenido sea el debate sobre la situación del sistema educativo, pero tenemos que evitar centrarlo en la tamaño del fracaso escolar y centrarnos, y concentrarnos, en las soluciones a los problemas.
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