El Presidente Montilla ha dejado claro que una vez superada la emergencia podrían renunciar a traer el agua del Ebro.
Y que eso será así si, y sólo si, con lo que ha llovido, y con las lluvias que se esperan el fin de semana, se llega a tener dentro de los pantanos ("al saco y bien ligado") el agua suficiente para que no hayan restricciones, hasta que funcione la dessalanitzadora del Prat al próximo año.
Tener agua en cantidad suficiente era lo que justificaba traerla desde el Ebro. Como nos ha caído del cielo la que necesitábamos, ya no nos hace falta la del Ebro, es decir, como dice el dicho: "muerto el perro, muerta la rabia". ¿Eso claro está, no?
Ahora bien, traer el agua desde el Ebro no es lo mismo que hacer la cañería, ni conectar las redes, ni el ahorro y la racionalidad en el uso del agua, ni las otras actuaciones que se han hecho y se continuarán haciendo, tanto de carácter coyuntural como estructural.
La cañería se tiene que hacer y se hará. Lo ha dicho el Presidente, con la misma seriedad y seguridad con que prometió que "traería el agua como fuera, aunque a alguien no le gustara".
Ahora no existe la urgencia, para que esté lista en octubre, pero continúa habiendo la necesidad. Necesidad para poder:
- llevar el agua desde Barcelona hacia Tarragona (con desaladora en Cunit o sin).
- traer el agua de la desaladora de Cunit hasta Tarragona o a Barcelona.
- aportar agua al sistema Ter-Llobregat si otro sequía lo vuelves a hacer imprescindible.
Las soluciones técnicas existen, las voluntades políticas se han expresado. ¿Que nos que queda ahora? El debate o el alboroto político. Con el primero, avanzaremos. Al segundo se apuntan aquéllos que no quisieron mojarse, dando apoyo a las medidas de emèrgencia.
Tendremos que continuar asistiendo a su juego de oportunismo o de exhibicionismo?. Casi seguro.
Oportunismo, como el que continúa practicando CiU. Ellos, que no hicieron la cañería en 23 años, ni dieron apoyo al Real Decreto Ley que autorizaba su construcción urgente cuando todo el mundo pensaba que habrían restricciones. Ahora, con la fe de los conversos, exigen que se construya rápidamente, como si no hubiera llovido!.
O exhibicionismo, como el que practican los dirigentes de ERC que, pensando más en su congreso que en el país, hace altisonantes declaraciones e, incluso, cuestiona la conexión. Otra vez, practican la "política de lo ultima milla". Aquélla que utiliza una pequeña cuestión, en muchos casos asumible y asumida, de forma intolerante para hacerse ver, aunque eso ponga en peligro el resto de un proyecto útil y necesario.
¡Todo sea para exhibir las plumas, como un pavo real!, o "marcar perfil" para deslumbrar a su pequeño grupo. Sin darse cuenta que sólo transmitir, a la mayoría, confusión y desconfianza hacia los representantes políticos.
sábado, 31 de mayo de 2008
Conversos y pavos reales
Por
Josep Maria Rañé
, publicado a las
9:49
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