miércoles, 14 de mayo de 2008

Al unisono, financiación y desaceleración



No solo es posible, sino necesario. Hay que afrontar la desaceleración económica y la nueva financiación autonómica, al unísono.

Para reactivar la economía se ha de:

- reorientar la construcción de viviendas hacia las de protección oficial, que por precio y ubicación esas sí responde a la demanda real no cubierta;

- incrementar la rehabilitación, en especial en los barrios más degradados; acelerar la licitación de infraestructuras de todo tipo (viarias, ferroviarias, hidráulicas o energéticas), que aunque generan menos empleo por euro invertido, crean una mejor base para fundamentar el crecimiento;

- fomentar la inversión en R+D en las universidades y su aplicación en las empresas;

- desarrollar políticas activas y personalizadas de empleo para facilitar el cambio, en especial desde la construcción hacia otros sectores;

- mejorar la formación, es especial la profesional, para acompañar el cambio de modelo productivo;

- incrementar los servicios de valor añadido a las empresas y las personas.

Hoy, la Generalitat de Catalunya, qué también es Estado, es quien tiene las competencias y la obligación de desarrollar esas políticas anticíclicas, que son imprescindibles para afrontar la desaceleración económica que sufrimos. De ahí que no haya contradicción entre ellas, sino todo lo contrario.

Cuando el Presidente Montilla ha discrepado de Felipe Gonzalez y otros líderes socialistas territoriales que contraponían una en la otra, no solo defendía a las personas que viven en Cataluña, sino sobre todo a las que más lo necesitan.

Lo hacía sabiendo que mejorar la financiación no está reñido con ejercer la solidaridad, pues aportar más no implica tener que recibir menos.

Así es el sistema de financiación del Estatuto. Un sistema que tiene que otorgar capacidad financiera, normativa y de gestión suficiente, para hacer frente a la inversión y los servicios necesarios para reactivar la económica y atender a las personas, aquí, y la solidaridad con los otros españoles.

Por eso, se puede hacer, y se tiene que hacer, al unísono.

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