miércoles, 7 de mayo de 2008

No hacernos daño



¡"Doctor! ¿Verdad que no nos haremos daño? ". Es la pregunta que, en un conocido chiste, le inquiere al cliente al dentista, antes de que este inicie una dolorosa extracción dental y mientras con su mano lo tiene cogido por una de las partes más dolorosas del cuerpo.

Eso es lo que tendríamos que hacer con el debate y acuerdo sobre el sistema de financiación de las comunidades autónomas, no hacernos daño.

Esta negociación puede y debe hacerse, pero bien encauzada.

Como en toda negociación, aparecerán propuestas que responderán a formas, criterios y, sobre todo, intereses diferentes. No hay que escandalizarse ni dramatizar por eso, ni por la contraposición de ideas y argumentos. Todo forma parte de la lógica de la negociación. A lo que sí debemos temer es a la exageración, la demagogia y la confrontación total.

Hace tiempo, que las estrategias de negociación se basan en la estrategia de que ganen los dos con el acuerdo, no en la derrota del otro. Pero tenemos muchos dirigentes políticos, y no políticos, que utilizan las viejas prácticas y no creen que han ganado hasta que no ven derrotado al otro. Ése es el riesgo a evitar.

Se necesita, de todo el mundo, un esfuerzo adicional de transparencia porque el tema es complejo y arduo. La publicación de las balanzas fiscales sirve a esta finalidad.

Si el acuerdo supone un avance en dirección a que la solidaridad interregional, se aproxime al principio de pagar por la renta y recibir por las personas, si el sistema fiscal de las autonomías amplía su base y su participación en todos los tipos de impuestos, para evitar que pivote mayoritariamente sobre un factor económico, como es la construcción, si hay factores de índole social como la educación, la salud y la protección social que son nivelados, si hablamos de eso y así, la gente lo entiende e incluso lo comparte.

Si no se hace así, nos haremos daño.

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