jueves, 27 de enero de 2011

¿Piedras en la mochila?


La "teoría de la mochila" que sostienen algunos nacionalistas de aquí consiste en hacer creer que el avance hacia el horizonte de la plena soberanía de Cataluña se ve ralentizado por el hecho de tener que cargar una mochila "con las piedras de las otras autonomías ", pues cuando Cataluña busca conseguir mayores cuotas de autogobierno, estas deben ser generalizables al resto de las comunidades que lo soliciten e integrables en la estructura del Estado, en aplicación de la práctica política del café para todo el mundo.

De ahí deducen y defienden que si nos liberamos de este peso, se avanzará más rápido.

Pero como sucede tantas y tantas veces hay coincidencias entre aquellos que no quieren el modelo de organización territorial que se ha dado España, aunque sea por motivos completamente opuestos. Unos porque se disgrega el Estado y los demás porque no lo hace.

Así la respuesta a las declaraciones del antiguo presidente popular del gobierno español afirmando que mantener 17 autonomías se insostenible económica y políticamente por el Estado, y que debería centralizar competencias ha sido del tenor de las formuladas por Duran Lleida: "Sí a la recentralización, pero la de las otras comunidades, y no la nuestra

Esta es una respuesta equivocada, a un planteamiento equivocado.

Pretender el reconocimiento de un diferencial de autogobierno superior para Cataluña, sobre la base de que las otras comunidades autónomas vean rebajadas el suyo, es un error. Un grave error y una gran equivocación.

Creer que a Cataluña le irá mejor si el Gobierno de España frena el autogobierno del resto de comunidades o, incluso, les quita competencias transferidas, es una estrategia perdedora.

Desentenderse del proceso de desarrollo autonómico español - "liberarse de ese peso", como dicen ellos - conllevaría reducir drásticamente o perder totalmente la posibilidad de construir alianzas con el resto pueblos de España, y a largo plazo - o no tan largo – ha confrontar también con el resto de comunidades.

Por este camino habrá más confrontación y menos resultados. Porque perderán ellos y perderemos nosotros y ganarán los centralizadores

No cuesta mucho entender lo que pasará si, como en cierto modo ha hecho el Presidente Pujol al declarar que ha fracasado el método que hasta ahora había defendido, abandonan el camino (por pesado que este sea) del avance conjunto, progresivo y pactado de un proyecto federalista como el de los países más desarrollados de Europa (Alemania o Suiza) e intentamos salirnos solos de la presión centralizadora, ofreciendo como prenda al resto de Comunidades Autónomas.

¿Alguien piensa que con esta ofrenda se frenarán las pretensiones centralizadoras de la derecha española y que serán más comprensivos con Cataluña? Yo no lo creo.

Y por el contrario, después de dejar tirados a los posibles socios, es más fácilmente comprensible una negativa a ayudarnos, ya que no tendrán nada que ganar en la mejora del autogobierno catalán.

Más bien la posible situación será la contraria, lo que creo es que entonces tendremos que hacer este combate en solitario y que, además, cualquiera de las justas pretensiones hechas desde Cataluña les resultará más fácil a los centralizadores presentarla como un perjuicio para el resto.

No es nuevo, ya ha sucedido en el pasado reciente, instigados por los separadores. ¿Qué no puede suceder en este nuevo escenario?

Aunque resulte muy duro y empinado el único camino para que el autogobierno catalán continúe avanzando es tejer alianzas con los progresistas del resto del Estado que creen en una España plural.

Esta es la única vía de defensa ante las andanadas antiautonòmicas que han practicado, practican y practicarán aquellos que desde el principio no estaban de acuerdo con el título VII de la Constitución, por ello no la deberían abandonar aquellos nacionalistas catalanes inteligentes por muy fatigados o fracasados que se sientan.

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