miércoles, 6 de mayo de 2009

¿PARA EL PARO?


No, no para el paro, pero frena su crecimiento.

Los datos sobre el desempleo - y el empleo - del mes de abril no representan un alivio total sobre el susto que comportaron los pésimos resultados de la encuesta de población activa (EPA) referida al primer trimestre de 2009, pero apuntan a que se frena su carrera desbocada.

En términos globales en ambas estadísticas hay una información coincidente: se han perdido más de 1.300.000 empleos en un año.

Ahora bien, siempre es muy conveniente discernir dónde se han perdido y porqué, si es posible, ese ingente número de empleos. Esa información es relevante para entender que está sucediendo, pero sobretodo, para actuar de forma correcta y eficaz.

A través de los datos de la Seguridad Social del mes de abril de 2009 se puede comprobar que en el último año más de la mitad del empleo perdido lo fue en el sector de la construcción y una cuarta parte más en la industria manufacturera. Si a esa pérdida se le suma la acontecida en el comercio y las actividades administrativas, se alcanza casi la totalidad de la sangría ocupacional que estamos padeciendo. Ahí está el problema.

Un problema que como señala A. Recio, tiene más que ver con la estructura económica que con la regulación del mercado laboral. Pues, y para confirmar esa tesis, incluso en estos momentos de descenso de la actividad económica y con la misma regulación laboral existen sectores en los que se ha creado empleo.

Son los sectores de actividad relacionados con los servicios a las personas, (salud, educación, ocio y restauración), la satisfacción de sus necesidades básicas, (agua, energía y saneamiento) y los servicios a las empresas. Ahí hay algunas soluciones.

Primero habrá que parar el paro y luego recuperar el empleo. Las dimensiones son excesivamente grandes como para esperar soluciones milagrosas y rápidas. Sin una recomposición del sistema financiero internacional, no será posible una recuperación de la economía productiva, pero lo primero, no producirá automáticamente lo segundo. ¡Y eso requiere tiempo! Las personas que padecen el paro necesitan ayuda para pasarlo.

Por eso necesitamos medidas económicas y sociales urgentes y también de reformas profundas a más largo plazo. Una equilibrada combinación de Planes “E” y transformaciones intensas en el tipo de crecimiento económico y las instituciones que lo gestionan.

Recuperar el empleo, sí, ¿pero dónde? ¿Todo debe ser nuevo y novedoso?

No, claro que no, todo no será nuevo pero deberá ser diferente. Evidentemente habrá construcción de nuevo (posiblemente la mitad de la que había), pero LA solución no está sólo en ella. Sólo absorberemos el desempleo si le sumamos una industria capaz de exportar mejores productos y más competitivos, y unos servicios más robustos y de calidad. Para conseguirlo nos hará falta invertir decididamente en internacionalización de la producción, conocimiento aplicado y formación de las personas.

El derrotismo de: “¡no lo conseguiremos, debemos volver!”, o la nostalgia del beneficio fácil y rápido en el que se había instalado nuestra economía, no son tampoco la salida. Al contrario, son un nuevo acelerador para llegar rápidamente a la próxima crisis económica.

Todos los esfuerzos y los sacrificios de la sociedad para parar el paro se han de encauzar a acordar como recorrer ése camino y remover los obstáculos, no a plantearnos falsos, o viejos, dilemas.

Ahí es donde se comprobará qué se propone y hacia dónde se orienta cada uno en la salida a la crisis.

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