miércoles, 14 de enero de 2009

Garantía energética


Esta vez no nos ha tocado. Más que nada, porque el gas que nos llega no proviene de Rusia sino del norte del África.

Aprovechemos la circunstancia para reflexionar, ahora que vemos "las barbas de millones de compatriotas europeos puesta a remojar" y cómo sufren las oleadas de frío sin calefacción, por el exceso de dependencia energética.

Un escalofrío recorrió Europa, la primera vez que Rusia cerró el grifo del gas por sus conflictos con Ucrania. De golpe - y a su vez por el golpe - se tomó conciencia que: "la garantía de suministro energético era insuficiente".

Desde aquel momento los documentos de la Unión Europea sobre energía cambiaron. Ahorro y eficiencia energética o las energías renovables cedieron el primer lugar a la garantía de suministro energético, a la diversificación de sus fuentes y de sus proveedores. Asegurar el abastecimiento era lo prioritario. A pesar de eso, no se ha definido una política energética europea común, cada uno continúa yendo a la suya. Y así nos ha cogido el segundo aviso.

El gas, aunque fósil y finito, ha sido considerado últimamente como la fuente energética de transición. ¿Sin embargo, transición hacia dónde? Hacia un escenario energético donde se pueda prescindir de los combustibles fósiles sin sustos y carencias.

En los ámbitos técnicos, económicos, sociales y políticos con una sensibilidad medioambiental positiva se lo consideró como una opción factible para garantizar de forma razonable y a un precio aceptable la energía eléctrica y calorífica que se podía necesitar. Tenía a su favor un menor rechazo social, por más eficiente y menos contaminante que el carbón, el fuel o la nuclear, y que al mismo tiempo permitía ganar un tiempo fundamental, para hacer de las energías renovables y la fusión (que no fisión) nuclear la garantía de suministro suficiente y sostenible que permitiera el desarrollo humano al que aspiramos.

Si decidimos continuar con la apuesta por el gas, se tiene que ser consecuente. Eso supone construir las infraestructuras necesarias, como los gasoductos, como el Medgas, o los depósitos subterráneos de gran capacidad que nos permitan gestionar y garantizar el suministro y también las plantas de ciclo combinado para obtener la electricidad. Tenemos que ser conscientes que no por el hecho de que sean imprescindibles, eso nos ahorrará la pedagogía de explicar su necesidad y hacerlas bien. Nada será suficiente, para hacer pedagogía política y construir una cultura del sí, como pedía Manuel Ludevid.

Si se opta por descartar el gas, también se tiene que ser consecuente. Para garantizar el suministro solo hay dos caminos: volver hacia atrás, obteniendo la energía de los productos que se querían abandonar, o incrementar exponencialmente las de origen renovable.

La primera, en tanto que Europa tampoco es autosuficiente en combustibles fósiles, tendrá los mismos problemas geopolíticos que tiene el gas y además es más contaminante. Con respecto a la energía nuclear de fisión la no resolución técnica y segura de los problemas generados de la producción y de los residuos la hace una fuente de energía con bastantes dificultades para ser la energía sobre la que hacer pivotar la garantía de suministro.

Con respecto a la segunda línea, la de las renovables, actualmente siguen en un estadio de desarrollo tecnológico insuficiente que todavía hace que no sean la garantía de suministro que necesitemos. Y además hay que tener presente que unas fuentes no intensivas (eólicas, solares, biomases, biocombustibles o hidráulicas), requieren unas dimensiones extensivas para su producción.

¿En esta tesitura, a los conservacionistas tendrían que explicarnos por qué se oponen a los parques eólicos? Y cuál alternativa real plantean. ¿De paso también sería bueno conocer por qué el TSJC les da la razón?

Debatimos hasta el final cómo se garantiza el acceso a la energía, pero decidamos. Evitamos la actitud sobre la que nos alertaba Bertolt Brecht en su "oda a la duda":

"Delante de los irreflexivos que nunca dudan,
Están los reflexivos que nunca actúan.
No dudan para llegar a una decisión,
sino para eludir la decisión."

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