jueves, 22 de julio de 2010

Creerse la propaganda


Parece que la mayoría del Tribunal Constitucional (TC) se ha creído, o participa, de aquella propaganda que decía que el Estatut era un intento de los catalanes para imponer al resto de España sus pretensiones. Y ha dictado sentencia en base a ella.

Sólo así se entiende que trate el Estatut como si fuera una ley del Parlament, y no como una ley de las Cortes Generales, al afirmar que para hacer efectivo lo que allí se recoge, hay que incorporarlo en otra ley. Otra ley que además de ser sectorial también debe ser de carácter orgánica.

¿El Estatut es una Ley Orgánica de las Cortes Generales? Sí. ¿Una Ley Orgánica, si además está ratificada en referéndum, vale igual que otra ley orgánica? Sí, pero para ellos, no.

Entonces, ¿a qué se debe esta extraña lógica del la mayoría del TC? Sencillamente a que en el fondo de su pensamiento hay una concepción de España centralizada, cartesiana y vertical y no la visión descentralizada, dialéctica y pluridisciplinar que impregna el fondo y la forma del Estatut.

Detrás de la sentencia del TC está La incapacidad de estos magistrados para asumir que, por ejemplo la regulación estatutaria de la financiación de las comunidades, del poder judicial o del tribunal de cuentas, puede satisfacer, al mismo tiempo, las ansias de autogobierno de Catalunya y ser generalizables a una España , de vocación federal.

El problema de sentenciar sobre la base de la propaganda es que ésta no responde a la realidad, pero sobre todo porque tensiona de una manera inútil, artificial y peligrosa la sociedad.

No hay comentarios: