miércoles, 1 de julio de 2009

Frustración



La frustración es la distancia que hay entre las expectativas y lo conseguido.

La frustración de las expectativas es congénita a la asunción de los riesgos que personas y sociedades deben asumir para progresar. Su fortaleza se mide por la resistencia que tengan a ella y la capacidad de superarla.

El conformismo es la expresión de la renuncia a mejorar que busca evitar los desengaños, los fracasos y la frustración que producen no alcanzar los objetivos que nos marcamos. En el otro extremo se encuentra la irresponsabilidad, en su vertiente de autoengaño respecto a las posibilidades que se tienen o menosprecio a los obstáculos, las limitaciones y los riesgos reales que debemos superar.

Por eso, quienes tienen la responsabilidad de liderar colectivos deben valorar y sopesar siempre en que aventures pretenden embarcar a las persones que convocan. Todo proyecto, individual o colectivo, requiere de un esfuerzo, o incluso de un sacrificio, que si está bien orientado y calibrado acabará produciendo un razonable beneficio. Es normal, ¡nunca nos regalaran las cosas! Y aquello que no requiere un esfuerzo posiblemente no valga nada.

Por consiguiente un buen liderazgo no es aquel que ofrece todo a cambio de nada, que no advierte de los problemas, pero sobre todo no es una actitud que convoque a luchar en batallas perdidas de antemano, porque esa es la antesala para infligirles una frustración estéril e innecesaria.

Vender expectativas irreales es vender frustración .

Es lo que está haciendo Artur Mas con el resultado de la nueva financiación autonómica. Él sabe, porque ya ha negociado anteriormente, que el acuerdo no dará las cantidades que está pidiendo y a pesar de ello, no solo las repite y publicita, sino que cuanto más se acerca el posible acuerdo, más las incrementa.

En septiembre de 2008 afirmaba que el acuerdo supondría 2.329 M€, para explicarlo decía que: “se trata de calcular el dinero que genera la nueva cesta de impuestos y restarle el Fondo de suficiencia que hemos recibido en el 2008 y que no cobraríamos por el incremento de la cesta”. Ahora, sin ruborizarse, habla de 5.000 u 8.000 M€ y además, de forma irreflexiva lo relaciona con la superación del modelo constitucional.

Tratar de elevar el listón para que cualquier cosa que se alcance sea una frustración sólo confirmar una cosa: que las buenas noticias para Catalunya, hoy, son malas noticias para la coalición que preside Artur Mas, por el simple hecho de que no es él quien preside Catalunya.

Generar frustración en los demás se paga con la propia.

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