miércoles, 15 de julio de 2009

El cuento de la lechera



Artur Mas se aleja de la centralidad.

Con su rechazo a la propuesta sobre la financiación se escora hacia uno de los extremos, hacia el otro se ha escorado es el PP.

Con su oposición al acuerdo se distancia del tejido económico y social catalán que unánimemente lo valora de forma positiva por sus resultados y también se aleja de una ciudadanía que respira aliviada porque finalmente se desencalla uno de los temas recurrentes que nos tenía entretenidos.

Pierde centralidad porque se equivocó en la apreciación de la situación y, por consiguiente, en cómo actuar. Optó por rechazarla antes de conocerla. Es lo que sucede cuando la objetividad, la inteligencia y la serenidad son substituidas por la subjetividad y los sentimientos de despecho y frustración. Y la actitud negociadora y el pragmatismo por la radicalización ideologizada.

Nadie le tendió una trampa para dejarlo en fuera de juego, sino todo lo contrario, él sólo se tejió la red en la que se ha enredado.

Como en el cuento de la lechera, él y la cúpula de CiU – más Convergencia que Unió- construyeron un relato idílico en el que todo encajaba y les devolvía al Govern.

Previeron que no habría acuerdo de financiación, porque el PSOE no haría una propuesta ajustada al Estatut; la crisis económica y la presión españolista se lo impediría.

Como la propuesta seria insuficiente, tanto si la rechazaba como si no, el President Montilla saldría debilitado. Si la rechazaba, porque eran los socialistas quienes no respetaban el Estatut y si la aceptaba, porque ellos conseguirían arrastrar a ERC para que no lo hiciera y así romperían la estabilidad política del Govern.

Pero la financiación lograda ha roto “su cántaro” y con él sus ilusiones.

Olvidaban - como la lechera - que en el camino surgen piedras que pueden dar al traste con todas las fantasías. Y aquí la piedra en el camino se llama Montilla.

Una vez más han minusvalorado su capacidad de negociación, basada en la tenacidad, la constancia y la serenidad como fórmula para afrontar los problemas complejos y han querido presentar su discreción y prudencia a lo largo del proceso como signos de aceptación y sumisión a los intereses del Gobierno español y su presidente.

¡Hasta que no se convenzan que su percepción sobre el President es equivocada, se equivocaran en todos los análisis!

Por más que los estrategas de salón se crean “su construcción de la realidad”, olvidan una pequeña verdad: “la realidad es muy tozuda” y si no se la interpreta bien, se venga, dejándote en entredicho.

¿Rectificaran? Ojalá, pero no es previsible.

Cuando Felip Puig, al explicar su rechazó, equiparó el acuerdo sobre financiación a una futura sentencia negativa del Constitucional, estaba señalando cual será “su nuevo cántaro de leche”.

De nuevo, el nacionalismo catalán mayoritario apuesta y desea un retroceso en los intereses económicos y políticos de las personas que vivimos en Catalunya, en lugar de trabajar conjuntamente con el Gobierno para defenderlos.

Así pues, ya tenemos servido su próximo capítulo de tristeza, crispación y enfado, que intentaran trasladar a toda la sociedad catalana.
¡No nos dejemos deprimir, por los que lo están!

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