miércoles, 20 de abril de 2011

Pedagogía, no marketing

En este mundo mediático, ante la reacción adversa de los afectados negativamente por unas pretensiones, a menudo, oímos decir a quien las persigue o propone: “Tenemos un problema de comunicación”.


¿Lo dicen por decir? ¿De verdad, creen que no los entienden? ¿No se han planteado que quizás sí las conocen y que las rechazan porque no las comparten?


Los unánimes rechazos cosechados por Telefónica al anunciar casi al unísono que: ha ganado 10.000 millones de Euros; quiere despedir a 5.800 personas, y que se gastara una 450 millones de euros en gratificaciones extras para 1.900 directivos, no son el fruto de un fallo de comunicación. Son un error en si mismo.


Es no comprender que la dureza de la crisis ha incrementado la intolerancia de la sociedad hacia los excesos y exhibicionismos de privilegios. Es obviar equivocadamente que hay un rechazo social a que las cuentas públicas corran con parte del coste de ese ajuste laboral.


Quien pretenda convencer de la bondad de sus argumentos que haga pedagogía, no marketing con ellos. La gente entiende que no puede ser el único que se sacrifique y que los esfuerzos y beneficios deben repartirse de forma justa, lo otro no se entiende, ni comparte.


Eso, que es válido para las empresas, es una regla insoslayable para los gobiernos, y más si pretende aplicar duros recortes sociales. El problema no está en la comunicación, sino en el mensaje.

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