
Como siempre que las cosas no salen tan bien como se desearía se ha recurrido al manido latiguillo de que falla la comunicación y que falta un relato para que sea aceptado y valorado positivamente lo que se dice o se hace.
Pero al Govern de CiU no le falta un relato, si no una mayoría parlamentaria que le permita llevar un rumbo claro y definido. Para ello debe resolver sus dos dilemas: ¿mayoría hasta las generales o para toda la legislatura? y ¿mayoría con quién?
La legítima opción de no alcanzar una mayoría parlamentaria estable le obliga a contraponer: el concierto económico a la independencia y sus referéndums, en los que polemiza no solo con Puigcercós y Laporta sino hasta con Duran; los recortes sociales (salud, educación) al pacto con los socialistas; o la necesidad de una mayoría parlamentaria estable a la aversión al pacto con los populares antes de las elecciones municipales y generales.
Navegar en todos los caladeros sirve para ganar elecciones, pero no para gobernar. Eso último requiere descartar opciones, dar seguridad y confianza dentro y fuera del Govern y, por último, un relato que lo enmarque. Si no lo que se percibe es coyunturalismo, improvisación desconcierto y contradicciones, es decir lo que le imputaba al Govern anterior.
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