miércoles, 1 de octubre de 2008

Hacen bien


Hace bien CiU cuando retira su ultimátum del 30 de septiembre como fecha final para determinar los mínimos que el Gobierno puede acordar en la negociación de la financiación.
Hace bien el Gobierno, ofreciéndole un puente de plata a CiU en su marcha atrás. Cuando se busca un acuerdo con otro, no una victoria sobre el otro, es conveniente no arrinconarlo, ni humillarlo. En suma, hay que ofrecerle la posibilidad de que pueda presentarse delante de los suyos dignamente.
Hicieron bien, Gobierno y CiU, la semana pasada al darse un tiempo y un entorno, como el de las conclusiones del debate en el Parlamento sobre política general (inicio formal del curso político), para tratar de alcanzar una posición conjunta que refuerce los negociadores catalanes en la negociación.
Está claro que el Gobierno no aceptó la estrategia de negociar a golpe de ultimátum, aquí y allí. No porque fuera la propuesta de CiU, sino porque era incorrecta. Con estos planteamientos tan rígidos y altisonantes, "aunque den bien en la Tele", sólo se consiguen desacuerdos o cesiones.
El Presidente Montilla hace bien buscando un buen acuerdo de financiación y no una foto. Por eso, en lugar de amenazar con romper la unidad, trabaja para rehacerla. Lima tensiones en lugar de provocarlas. Eso sí, todo eso lo hace desde la firmeza de sus planteamientos. La "marca de la casa" se aplica: eficacia y prudencia antes que efectismo y radicalismo.
La situación no es fácil, si Artur Mas sigue haciendo prevalecer sus intereses partidarios a los del país, cómo parece que así lo quiere el “pinyol” que lo rodea, y bloquea un posible acuerdo, producirá frustración y desasosiego, aquí, entre aquéllos que esperan que la financiación sirva para la mejora de los servicios públicos que reciben y más en tiempo de crisis.
A la vez que potenciará la incomprensión y la desconfianza, allí, que no entenderán el mensaje que eso supone, con todo eso sólo conseguirá favorecer la incomprensión y animar, otra vez, la aparición de la catalanofòbia, a la que no serán ajenos aquéllos mismos que la propagaron cuando se debatía el Estatuto, ahora hace 3 años.
Esperemos que continúen haciéndolo bien y que en el debate parlamentario no prevalezca el ansia fotográfica sobre el interés colectivo y se consigan las bases de un buen acuerdo, que sea posible allí.

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